Unidad+1, en su primera puesta en público (2001), era una fórmula operativa que remitía a una idea crítica sobre el establecimiento y uso social del par público/privado, dentro/fuera , en franco dominio entonces, al mismo tiempo que encontraba pertinentes algunas preguntas sobre multiplicidad, diversidad, multitud, etc,... en un marco diseñado a partir del desalojo de lo ideológico tras el empuje de los diversos análisis de base pragmatista. La fórmula unidad+1 podía recibirse entonces como una propuesta para alojar las prácticas de arte en un espacio más allá de la convencionalizada crítica a la mercancía y al aura, más allá de Marx y Benjamin, lo cual comportaba alejarse de los posicionamientos alrededor del objeto de arte y sus crisis, para abrirse y recuperar los discursos que podían operar en un orden social concreto, localizado. Una manera de pensar la práctica de arte como práctica social entre otras.
El forzamiento que representa la noción de lo uno, leído en el interior de los nuevos marcos facilitados por el pensamiento único, invitaban a señalar el carácter extático de lo plural y diverso en el discurso sociocultural y político de aquellos años de final de la estrategia promocional de lo global, mostrando la gran contradicción que suponía un pensamiento (único) que tiene entre sus objetivos prioritarios generar una convención del vivir social contemporáneo desde lo transitorio, y por tanto, desde una nueva definición del derecho y la responsabilidad legal. ¿Qué legalidad había decidido la conveniencia de este proceso?, a ¿qué coste?, y y por último, ¿quién lo va a pagar?.
Unidad+1 [últimos días], diez años después, es una puesta en público de una problemática ya expuesta que apunta a un final sin consecuencias, porque tras el fracaso del modelo de capitalismo asentado en el dinero como expresión y constitución de poder, en detrimento de la producción, la política no ha mostrado capacidad de reformar el modelo o invertir conocimiento en pensar otros modelos más operativos con lo que se entiende por gubernamentalidad, por buen gobierno.
Una mirada atenta a las inercias de los procesos en dominio, abre diferentes líneas de análisis que insertas en la reflexión sobre el sistema social del arte y sus prácticas, invitaba entonces, e invita ahora, a considerar interesantes algunas preguntas sobre la inevitable construcción de lo uno, lo que es más interesante, a quién compete esa construcción.
Una mirada atenta a las inercias de los procesos en dominio, abre diferentes líneas de análisis que insertas en la reflexión sobre el sistema social del arte y sus prácticas, invitaba entonces, e invita ahora, a considerar interesantes algunas preguntas sobre la inevitable construcción de lo uno, lo que es más interesante, a quién compete esa construcción.
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